El trabajo nos reúne alrededor de una puesta en danza de lo insistente, conmovedor, frágil/fuerte al mismo tiempo. Nos propone habitar preguntas sin pretender responderlas, y compartir la experiencia de una especial atención en la que nos implica la danza que nos gusta inventar. Nos sugiere la proximidad como un reunirse alrededor del fuego, y cuidarlo. Estar en curso, hacer de una pose un espacio de reunión de tiempos coreográficos distantes, trabajar con el sudor como materialidad poética de la danza y de nuestra insistencia, abrir la boca, sonar, gemir, tocar y vibrar con el espacio, es el mapa que traza y atraviesa Guillermo en este devenir bailarín.